En los últimos 50 años, la población mundial se ha más que duplicado y se espera que en el 2050 haya al menos 9 mil millones de personas en el planeta; lo que supone un 25% más que el censo actual. Para abastecer a todas estas personas, será necesario incrementar la producción de alimentos en un 60%. Solamente podemos hacer esto posible ayudando a que los agricultores mejoren continuamente la manera en que producen y sean más eficientes. Esto significa mayores rendimientos, suministros más rentables y una gestión más sostenible de la tierra, el aire y el agua. En este sentido, los fertilizantes constituyen una parte fundamental de la solución.
Los nutrientes naturales, como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, así como otros micronutrientes esenciales que también se encuentran en los fertilizantes, permiten a los agricultores de todo el mundo (grandes y pequeños) producir más cantidad de alimentos y de mejor calidad en una misma tierra para proporcionar una mejor nutrición para todos. De hecho, los fertilizantes son ya responsables de, aproximadamente, la mitad del suministro mundial de alimentos.
En países en vías de desarrollo como pueden ser algunos países africanos, un agricultor podría más que triplicar el rendimiento de sus cultivos si tuviera un acceso a un buen equipamiento, conocimiento y productos. Incluso en países como el nuestro, más preocupados quizás por obtener una alimentación saludable que cubra todas las necesidades nutricionales, los fertilizantes juegan un papel principal para asegurarnos que los cultivos contengan estos minerales a través de la correcta aplicación de los mismos.
Y es que los fertilizantes han ayudado a erradicar el hambre de más de 2,7 mil millones de personas desde su invención a principios del siglo XX. Fue en 1903, cuando el científico noruego Kristian Birkeland había construido un cañón eléctrico que cortocircuitó durante su presentación ante potenciales inversores. Lejos de fracasar, la curiosidad de Birkeland derivó en uno de los mayores inventos del siglo pasado, ya que en ese mismo momento, debido a la descarga eléctrica que se produjo, Birkeland descubrió que era posible extraer nitrógeno del aire y, con él, la oportunidad de producir fertilizantes minerales. El resto es historia.
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